La Amistad

Es otra piedra del fundamento del éxito basado en Dios.

La Amistad es un sentimiento compartido con otra persona, donde se busca el bien común, una palabra de consuelo, una sonrisa franca o un abrazo sincero. En el camino hacia el éxito necesitamos apoyo, emocional, material y sobre todo amigos que nos ayuden en el camino. El éxito es una gran interconexión de relaciones. La Biblia habla al respecto: En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17

Para lograr el éxito individual o en equipo, debe prevalecer un nivel de amistad; una fuerza muy poderosa que fluye de la estima mutua, el respeto y la devoción. No podemos llamar amistad el gesto de alguien que le hace una atención; él o ella solamente están tratando de ser atentos.

La amistad es mutua, hacerse el bien unos a otros. No existe una verdadera amistad cuando solo una parte de la ecuación está funcionando. Ambos deben estar allí para que la amistad pueda existir. El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. Proverbios 18:24

La amistad toma tiempo y comprensión. Cuando estamos trabajando fuertemente para lograr un objetivo común, será muy raro que alguien se resista a su amistad si Ud. la está ofreciendo abierta, espontánea y sinceramente. Sin embargo, a lo mejor Ud. va a tener que dar el primer paso, ser lo suficientemente valiente como para ofrecer su amistad.

Hacia el final de la Guerra Civil norteamericana, se estaban llevando a cabo unas reparaciones en la Casa Blanca. Uno de los consejeros que favorecía castigar a los del Sur le dijo a Abraham Lincoln: “Sr. Presidente, se supone que Ud. debe destruir a sus enemigos, no hacerlos sus amigos”, a lo que Abraham Lincoln contesto: “Es que acaso no estoy destruyendo al enemigo cuando los hago mis amigos”. Lincoln comprendía la tremenda fuerza que tiene la amistad. La amistad incluye a otros y le da fuerza a sus fundaciones. El ungüento y el perfume alegran el corazón, Y el cordial consejo del amigo, al hombre. Proverbios 27:9.

Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Isa 41:8. Debemos considerar la verdadera amistad cuando existe una unión desinteresada, cordial, abierta, en la que hay un interés mutuo por los problemas, éxitos o sufrimientos del amigo; se debe cultivar con pequeños detalles de gratitud por todo lo que se recibe de ella. La amistad comienza por la simpatía y el agrado que se siente al encontrarse personas que tienen cosas en común con nosotros. Te empiezan a interesar las cosas del amigo y tú encuentras con gusto que a él también le interesan las tuyas.

Es muy agradable saber que cuentas con alguien que te quiere y te comprende y que comparte muchos de tus gustos y de tus ideas. Sin embargo, no se limita con esto la verdadera amistad; tiene ciertas características y exigencias. El amor en la amistad se convierte en amor incondicional, cuando buscas el bien de tu amigo, cuando respetas sus ideas, cuando lo aceptas tal y como es, cuando lo ayudas a crecer y superarse; si quieres una verdadera amistad, sin prisas, busca el conocimiento de la otra persona, resalta sus virtudes, minimiza sus defectos, y con mucho amor hazle reconocer sus errores.

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